"Con este relato Washington Irving nos traslada a una velada y un día de Navidad en el que hace gala de su mejor vena humorística y, a pesar de ser un autor norteamericano, lo hace con el mejor tono de humor inglés. Uno lee estas páginas y no le cuesta imaginar que maestros del estilo como Tom Sharpe y P.G. Wodehouse bien podrían ser los autores. En ningún momento Irving fuerza la gracia, ni busca el chiste, pero el humor está ahí, en medio de una narración en apariencia seria. Pero la carcajada por lo absurdo de la situación o por la ironía oculta entre las palabras no tarda en asomar." Roger Messegué
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